martes, mayo 03, 2005

Exilios

He empezado este blog con una cita a un poema de Benedetti sobre el exilio, y con su preámbulo de B.Brecht.

Esta mañana, cumplida ya dos semanas de mi regreso temporal a esta casa (que aún se prolongará durante una o dos más, conforme Ella me ha pedido, mientras toma las riendas de su desasosiego), mientras trajinaba por el descuidado jardín, pensaba en la metáfora del exilio aplicada a la situación de los que se ven obligados a cambiar su forma habitual de vida; naturalmente referida a la vida personal, familiar o íntima, no la profesional o no desde el aspecto puramente 'territorial' de un cambio de residencia (y de esto sabemos algo en mi casa, mudada por tres comunidades autónomas y cinco municipios distintos).

Navegando por internet descubro una pagina sobre una exposición que no vi, aunque entonces ya vivíamos en las cercanías de Madrid. Me vienen a la memoria los versos de Cernuda sobre el exilio, que conocí como otros muchos a través de la impresionante canción de Paco Ibañez.

(...) ellos, los vencedores,
caínes sempiternos
de todo me arrancaron
me dejan el destierro...


Desterrados, pero los exiliados nunca rompen su relación, el vínculo, con su tierra. No pueden huir de su responsabilidad como uno mas de los que en ella habitan, sus problemas son también los suyos, no pueden huir de ese vínculo porque es emocional: desde la distancia son uno más.

Mientras escribo y reviso lo escrito, pienso en que hay dos tipos de vivir el exilio. En uno de ellos, el de Cernuda en este poema, el vínculo del exiliado es con la tierra, mas que con la patria: Cernuda habla de 'las playas parameras, los oteros, las vegas...', a pesar de su fuerte implicación política con la República, de lo que se lamenta es de haber perdido el paisaje.

En el otro exilio (el otro tipo de afrontar el exilio, según la clasificación que caprichosamente acabo de arbitrar), la patria abandonada, entregada obligatoriamente como botín de cainitas o usurpadores, es la que se convierte en la razón última y la obsesión de quien ha sido apartado de ella. Es una especie de exilio del poder (poder de decisión, de organización, del poder político), en la que la lucha política desde fuera de la patria (territorialmente hablando) para influir dentro de ella mantiene el aliento del exiliado.

(Una digresión: Nuestra tierra vive en nosotros mismos; la patria es una noción política y como tal permeable a los cambios, vive de nosotros)

¿Y yo?. ¿Dónde me clasifico? Aun no he conseguido contestarme. O no me atrevo. Me limito por ahora a aferrarme a los versos de Cernuda

Pensar tu nombre ahora
envenena mi sueño